El escitalopram es uno de los antidepresivos más recetados en Francia y en muchos países del mundo. Pertenece a la familia de los ISRS (inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina) y se utiliza principalmente para tratar la depresión, los trastornos de ansiedad generalizada, los ataques de pánico, el TOC y la fobia social.
Esta guía completa aborda todo lo que necesitas saber sobre este medicamento: para qué sirve, en qué dosis se utiliza, sus efectos secundarios, en qué se diferencia del citalopram, y un análisis detallado sobre sus versiones genéricas y nombres comerciales.
¿Qué es el escitalopram?
El escitalopram es la forma activa del citalopram. Más específicamente, es el enantiómero S del citalopram, lo que significa que actúa de manera más precisa sobre el sistema de recaptación de serotonina. Esto lo hace, en general, mejor tolerado y a veces más eficaz, incluso en dosis equivalentes.
¿Cómo actúa el escitalopram en el cerebro?
Para entender cómo funciona el escitalopram, primero hay que comprender qué es la serotonina. Es un neurotransmisor: una molécula química liberada por ciertas neuronas para enviar mensajes a otras neuronas. Actúa como un mensajero entre las células nerviosas del cerebro.
Cuando una neurona quiere comunicar una información, libera serotonina en un pequeño espacio llamado sinapsis. La serotonina se une a receptores situados en la neurona vecina, desencadenando una respuesta eléctrica o química. Luego, la serotonina es reabsorbida por la neurona que la liberó, en un proceso conocido como recaptación.
Si esta recaptación es demasiado rápida, queda menos serotonina disponible en la sinapsis. Esto debilita la transmisión de señales en ciertas regiones del cerebro, como:
- la corteza prefrontal, implicada en la toma de decisiones y la regulación emocional,
- la amígdala, que participa en la respuesta al miedo y la ansiedad,
- el hipocampo, relacionado con la memoria y el control de las emociones.
Una hipoactividad serotonérgica en estas zonas puede alterar el procesamiento emocional del cerebro. Esto se traduce en:
- ánimo bajo persistente,
- pérdida de interés o placer (anhedonia),
- pensamientos negativos o de culpa,
- ansiedad excesiva o irracional,
- alteraciones del sueño y del apetito.
Estos son síntomas típicos de la depresión y los trastornos de ansiedad. Aunque la serotonina no es la única implicada, su deficiencia funcional juega un papel clave en el origen y mantenimiento de estos trastornos.
Ahí es donde entra el escitalopram: al bloquear la recaptación de serotonina, aumenta su concentración en la sinapsis y prolonga su efecto. Esto restablece una actividad cerebral más equilibrada en los circuitos que regulan el estado de ánimo, el estrés y las emociones.
En la práctica: muchas personas experimentan, tras unas semanas de tratamiento, una reducción del desánimo, la ansiedad, las rumiaciones mentales, y una mejora del sueño, el apetito y la capacidad de disfrutar.
Es importante saber que los efectos no son inmediatos: suelen notarse tras 2 a 4 semanas, cuando se han producido los cambios adaptativos en el cerebro.
Además, el escitalopram es la forma más activa del citalopram. Actúa de forma más específica sobre los transportadores de serotonina, lo que permite usar dosis más bajas y con menos efectos secundarios en muchos casos.
¿Para qué sirve el escitalopram?
- Depresión mayor
- Trastorno de ansiedad generalizada
- Trastorno de pánico
- Fobia social
- Trastorno obsesivo compulsivo (TOC)
En algunos casos también se prescribe para otras afecciones fuera de indicación oficial (off-label), a criterio médico.
Dosis disponibles de escitalopram
- 5 mg: inicio del tratamiento o dosis en personas mayores.
- 10 mg: dosis estándar más común.
- 15 mg: dosis intermedia si es necesaria.
- 20 mg: dosis máxima recomendada para adultos.
El tratamiento suele iniciarse con 5 o 10 mg diarios y ajustarse en función de la tolerancia y la respuesta clínica. El efecto suele observarse a partir de las 2-4 semanas.
Escitalopram: nombres comerciales y genéricos — ¿cuál elegir?
El escitalopram fue lanzado originalmente bajo la marca Seroplex® (medicamento original o de referencia). Hoy en día, tras el vencimiento de la patente, existen muchos genéricos disponibles con la misma sustancia activa y eficacia demostrada.
Entre las marcas genéricas más comunes en Francia encontramos:
- Escitalopram Biogaran®
- Escitalopram Viatris®
- Escitalopram Almus®
- Escitalopram Teva®
- Escitalopram Zentiva®
- Escitalopram Sandoz®
Mi opinión profesional: los genéricos como Biogaran, Viatris o Teva suelen ser bien tolerados y están ampliamente disponibles. Son reembolsados al 100% con receta médica. El Seroplex®, en cambio, puede ser preferido por personas sensibles o con efectos secundarios previos con genéricos, aunque puede conllevar un costo adicional si no se justifica médicamente.
Consejos prácticos:
- Si comienzas el tratamiento, un genérico común (Biogaran o Viatris) es una opción adecuada.
- Si notas una pérdida de eficacia o nuevos efectos adversos tras cambiar de marca, consulta con tu médico sobre volver a Seroplex® o cambiar de genérico.
- En casos especiales, el médico puede indicar “no sustituible” en la receta para mantener una marca específica.
Efectos secundarios del escitalopram
- Náuseas, molestias digestivas
- Somnolencia o insomnio
- Disminución de la libido
- Aumento o pérdida de peso
- Temblor, tensión muscular
- Mareos, dolor de cabeza
Durante el embarazo, el escitalopram debe utilizarse solo si los beneficios superan los riesgos. Puede mantenerse con seguimiento especializado, especialmente en el tercer trimestre.
Síndrome de discontinuación: ¿cómo dejar el escitalopram?
Suspender el escitalopram de forma repentina puede causar un síndrome de retirada: mareos, sensación de descarga eléctrica, insomnio, irritabilidad… Por ello, siempre se recomienda una reducción progresiva, bajo control médico.
En algunos casos se utilizan las gotas orales para disminuir la dosis con mayor precisión.
Escitalopram vs Citalopram: ¿en qué se diferencian?
El citalopram contiene dos formas de la molécula (enantiómeros R y S), mientras que el escitalopram contiene solo el enantiómero S, que es el activo. Por esta razón, el escitalopram es más potente y se necesita una dosis menor para el mismo efecto.
Por ejemplo, 10 mg de escitalopram equivalen aproximadamente a 20 mg de citalopram.
Ambos medicamentos siguen utilizándose, pero hoy en día se tiende a prescribir escitalopram en primera línea por su mejor tolerancia.
Conclusión
El escitalopram es un antidepresivo bien tolerado y ampliamente utilizado. Su acción específica sobre la serotonina permite mejorar los síntomas de la depresión y la ansiedad en muchas personas.
Los genéricos son eficaces y seguros, y constituyen una alternativa económica adecuada en la mayoría de los casos. Como en todo tratamiento psiquiátrico, el seguimiento personalizado y la escucha del paciente son fundamentales para ajustar la terapia de forma óptima.